17 Jun La tecnología blockchain en la industria automotriz para lograr beneficios
El sector de la automoción es uno de los más importantes en la economía española. En su momento álgido, en 2016, suponía, por ejemplo, el 19,4% del peso de exportaciones totales del país con un valor de marcado de casi 50.000 millones de euros. En 2020 reportó al Estado 3.882 millones de euros en tasas e impuestos directos. Siendo esto así, la industria vive un momento complejo: perdió más de 29.000 empleos en 2020 por los efectos de la pandemia y la crisis de abastecimiento de componentes, como los microchips.
Por eso debe afrontar, igual que ocurre en otras áreas económicas, una urgente transición digital. Más allá de la automatización de las fábricas, o de los beneficios que pueden reportar la conectividad y la conducción inteligente y autónoma — por citar dos ejemplos — la industria automotriz debe extraer e implementar todas aquellas innovaciones tecnológicas que la ayuden a crecer y desarrollarse con garantías ante los retos de futuro. Y el blockchain es un avance tecnológico a considerar.
Algunas aplicaciones de la tecnología blockchain para la industria automotriz
El blockchain supone un paso adelante de cierta importancia, en lo relativo a la seguridad del tráfico de información. Cada vez existen más intercambios de mayor volumen de datos y el blockchain los aísla y garantiza una transacción de información satisfactoria, a salvo de potenciales injerencias externas. ¿Cómo puede aplicarse el blockchain en un sector industrial tan estratégico como el de la automoción?
- Tracking y garantías en la cadena de suministro. Sobre todo cuando hablamos de piezas o componentes clave, mantener el control del área logística y evitar fraudes resulta fundamental. Muchas empresas del sector automotriz empiezan a utilizar el blockchain para afianzar la trazabilidad y la seguridad de sus envíos.
- Vehículos compartidos. En combinación con un incremento notable en el uso de coches eléctricos — 16,5 millones entre 2020 y 2021 —, asistimos a una apuesta generalizada por un modelo de movilidad más sostenible a través del car sharing. El blockchain ya se está aplicando en países como EE.UU. para crear una red de vehículos abiertos a esta modalidad de uso.
- Mejoras en los VTC. En relación con lo anterior, el uso de vehículos de terceras personas también ha ido asentando su modelo de negocio. Esto no evita que aún existan problemas, sobre todo con aspectos como las tarifas desreguladas. El blockchain pretende poner coto a ese descontrol, otorgando al usuario una vía confiable de establecer rangos de precios.
- Datos de conectividad seguros. Más de un 90% de transportes emite y recibe datos de geolocalización, actualmente. A la espera de que el tipo de datos de cada medio de transporte se diversifique y aumente — velocidad, estado mecánico, nivel de combustible, etc. —, es esencial que los datos estén seguros, aunque se encuentren descentralizados y una de la tareas de la tecnología blockchain es garantizar esa seguridad.
- Pago del combustible. Nos acercamos — lentamente — hacia una realidad en la que no se depende del combustible fósil. Los vehículos eléctricos y la manera de gestionar, tanto la carga como el pago por la energía necesaria para moverse están en el horizonte. El blockchain permitirá, por ejemplo, el pago adelantado de dicha carga, asociándolo al consumo real y estimado.
El blockchain es un paso, pero hacen falta muchos
La tecnología blockchain supone una «puerta abierta» para el sector, pero se hacen necesarias más inversiones, en materia de I+D+i si se quiere mantener o aumentar la competitividad. Según una reciente publicación de PWC, la innovación tecnológica ha supuesto una inversión de 1.600 millones — situando a la industria automotriz en el segundo puesto en España. Sin embargo, en términos absolutos no sobrepasa un 12%. Es necesario dar un salto adelante mucho más decidido en Investigación Desarrollo e Innovación si la industria automotriz quiere ocupar un puesto relevante en el escenario internacional.
Según expresaba la consultora en la citada publicación «Se necesita una hoja de ruta bien definida y compartida por los diferentes agentes del sector que sirva para identificar prioridades, analizar los retos y determinar qué acciones hay que llevar a cabo en cada momento». Factor al que habría que sumar una potente inversión por parte del sector público.