El uso de combustibles fósiles es insostenible para el planeta, para la economía global y para la supervivencia de la especie. El director general de la International Renewable Energy Agency (IRENA), Francesco La Camera, afirma que «Hemos alcanzado un punto de inflexión en la transición energética. La generación de energía de carbón […] es ambiental y económicamente injustificable». Por suerte, la tecnología de conectividad actual está permitiendo a la energía renovable convertirse en una opción real de futuro.

Esencialmente, porque la producción de energía renovable ya es más barata que la extracción de recursos energéticos de combustibles fósiles. El Internet of Things (IoT) y la evolución de la tecnología tiene mucho que ver en esta revolución: redes eléctricas inteligentes, centrales eléctricas auto gestionadas, automatización, distribución en la gestión de la energía eléctrica, mayor eficiencia… En esta primera década se ha dado un salto adelante importante, para convertir a la energía fósil en un recuerdo.

• Energía renovable más barata

Según el informe de IRENA Renewable Power Generation Costs in 2019, el coste medio de la producción de energía verde ha caído una media de un 80% desde que se iniciara esta década. Desde 2010 el coste de producción de energía solar fotovoltaica ha caído un 82%, la de solar de concentración lo ha hecho en un 47%, la de eólica terrestre un 39% y la de eólica marina un 29%. De toda la energía renovable puesta en marcha en 2019, más del 50% fue más barata que la opción más económica de su análoga, procedente de combustibles fósiles.

¿A qué se debe este significativo descenso de costes? Principalmente, a la evolución y la mejora de la tecnología de conectividad, a unas cadenas de suministro mucho más competitivas, a una mayor experiencia y eficiencia a la hora de desarrollar proyectos y a la presencia de economías de escala. Así se traduce en las conclusiones del citado informe de IRENA.

• La conectividad y el IoT como palanca de cambio

La reducción en los costes de producción de energías renovables es uno de los principales estímulos para continuar desarrollando esta parcela económica, estratégica y logística a nivel global. No obstante, aún faltan muchos obstáculos en el camino que la tecnología puede contribuir a superar. El Internet de las Cosas se presenta como esencial. Así lo muestra otro informe de IRENA: Internet of things, innovation landscape brief. En este documento se desgranan muchas de las ventajas que esta tecnología presenta:

• Anticipación y trabajo predictivo. Las centrales pueden valerse de los datos en tiempo real y del análisis de los históricos de producción para realizar pronósticos productivos extremadamente precisos.

• Plantas automatizadas. Gracias a esta predicción precisa de la producción es posible automatizar el trabajo de las plantas de energía eléctrica. Esto permite eliminar los cortes en el suministro y una adecuación — en tiempo real — de los recursos a las necesidades.

• Más estabilidad y fiabilidad en la gestión. Los sensores IoT favorecen el conocimiento del estado real de la red, haciendo posible una gestión más eficaz y, a largo plazo la automatización.

• Redes Inteligentes, descentralizadas y distribuidas. IoT permite integrar en la misma red distintas fuentes energéticas de manera intermitente, así como diferentes sistemas de almacenamiento. Esto permite una gestión descentralizada.

• Demanda inteligente: La eficiencia en el consumo también es posible gracias a dispositivos smart, desde termostatos, bombillas o enchufes hasta contadores conectados.

• Gestionar toda la cadena de suministro: A través de la monitorización en tiempo real de la generación, el transporte y la distribución de la energía renovable.

• Anticiparse a los problemas: Al igual que sucede con la producción, tener los elementos de producción energética conectados a Internet permite predecir posibles averías y grandes perjuicios en la red de producción y distribución.

El calentamiento global es una realidad innegable que nos lanza a todos un poderoso y urgente toque de atención. Por ello, una apuesta decidida de los integrantes del mercado energético — y de sus partners estratégicos — por la revolución tecnológica y la adopción de la energía renovable como alternativa resulta la apuesta más inteligente a largo plazo.