La pandemia de la COVID-19 ha supuesto un enorme impacto para las empresas. En muchos casos ha sido un auténtico reto para la sostenibilidad empresarial, e incluso para su continuidad o supervivencia. Paradójicamente, esa misma sostenibilidad “en riesgo” puede verse muy beneficiada a partir de ahora por un elemento clave: el teletrabajo. Lo que fue un recurso de emergencia durante las cuarentenas está cristalizando como una opción que cobra cada día más fuerza para permanecer.

Porque favorece, no sólo la sostenibilidad en la empresas, sino también la productividad y el impacto ecológico. Según un informe de Eurofund para la OCDE el porcentaje de teletrabajadores a tiempo completo en toda Europa antes de la pandemia era del 14%. Esta cifra pasó a un 40% durante los encierros y en los meses inmediatamente posteriores.

En España llegó a alcanzar el 45%, aunque posteriormente ha ido disminuyendo, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En Francia experimentó una auténtica explosión, pasando del 25% al 50%. En otros países altamente digitalizados como Reino Unido, Dinamarca y Australia el teletrabajo se mantuvo también cercano a ese 50%, aunque no llegara a alcanzarla. Estos números hablan de necesidad, sí. Pero también de elección estratégica, con la vista puesta en la sostenibilidad empresarial.

¿Por qué está relacionada la sostenibilidad con el teletrabajo

Haciendo bueno el adagio de transformar crisis en oportunidad, muchas empresas han descubierto que el teletrabajo puede hacer a las empresas más competentes, productivas, sostenibles y ecológicas. No en vano, el teletrabajo:

• Mejora la vida de los empleados, reduciendo su nivel de estrés, permitiendo la conciliación familiar y garantizando que desarrollen su trabajo centrándose en tareas y objetivos específicos, trazables, y no tanto vinculando su efectividad a la presencia física en una oficina.
• Reduce el impacto ecológico. En una capital europea como Madrid, la emisión de gases de efecto invernadero se redujo un 32% durante las cuarentenas. Con el teletrabajo no es necesario desplazarse, por lo que se reduce hasta casi un 60% el tiempo dedicado a desplazarse de un lugar a otro para trabajar. Además de reducir los atascos, el teletrabajo plantea una nueva oportunidad para repensar las ciudades y sus modelos de movilidad.
• Implica una ventana crucial para el desarrollo de zonas rurales, o con deficiente infraestructura de comunicaciones. Si no es necesario recorrer grandes distancias, ni siquiera estar en una gran ciudad para trabajar, muchas zonas despobladas o económicamente frágiles pueden vivir una “segunda juventud” gracias al teletrabajo. A pesar de que sea necesario un esfuerzo para garantizar la conectividad, por parte de empresas del sector de las TIC, la sostenibilidad empresarial puede encontrar en el campo un aliado insospechado.

Sostenibilidad, pero también desarrollo de colectivos vulnerables

Además de incidir sobre aspectos clave como la sostenibilidad o la eficiencia y productividad, el teletrabajo también supone un importante apoyo para dar un empujón a colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión. El hecho de que el trabajo remoto favorezca políticas de conciliación familiar también permite que las mujeres adquieran una posición de liderazgo más destacada en las empresas gracias al trabajo telemático.

Aquellas empresas utilizan modelos de trabajo remoto de forma mayoritaria o total tienen un 28% de altos cargos y el 19% de los cargos de CEO ocupados por mujeres, frente por ejemplo al 5% de CEO mujeres de las empresas del índice Standard & Poor’s 500, según publican en este artículo. No se trata, pues, únicamente de sostenibilidad. También de liderazgo y reducción de brecha de género.

Por si fuera poco, el teletrabajo también supone una oportunidad para el colectivo de personas con discapacidad — a pesar de los diversos retos que implica, a su vez —, ya que la desaparición de barreras físicas, la ausencia de desplazamientos y el desarrollo de soluciones tecnológicas adaptables a diferentes realidades físicas y sensoriales impacta directamente en una mejora de la empleabilidad, que aumenta cada año, si bien con menor velocidad de la deseable.

Aunque no están todas las facetas y áreas perfectamente definidas, ni solventados todos los problemas relacionados, está claro que el teletrabajo va a tardar en abandonar a las empresas, si es que llega a hacerlo alguna vez.