09 Dic El blockchain en el sector agrario y la seguridad alimentaria
La cadena de suministro en el sector agro alimentario siempre ha sido compleja; y la complejidad ha aumentado considerablemente desde que esa cadena tiene un alcance global y mucho más transversal que hace unos años. En este proceso intervienen diversos actores, desde agricultores y ganaderos hasta transportistas o personal de almacenamiento, pasando por autoridades fitosanitarias, minoristas o proveedores de servicios, por citar algunos.
Cada uno de ellos maneja los productos, obviamente, pero también información relacionada con ellos. Y cada uno puede tener —la mayoría de las veces ocurre, de hecho— sistemas de seguimiento, registro y gestión de datos muy heterogéneos: analógicos y digitales, hojas de Excel y aplicaciones específicas, correos electrónicos, albaranes y formularios en papel… Esto dificulta el seguimiento de los productos a lo largo de la cadena y aumenta el riesgo de que un cruce de datos provoque, por ejemplo, una manipulación deficiente, con los riesgos para la salud que implica. El blockchain puede solventar de un plumazo muchos de estos problemas.
¿Cómo funciona la tecnología blockchain?
El blockchain no es más que una cadena en la que cada eslabón es un contenedor —virtual— de información. Dentro de cada uno de esos contenedores o bloques hay datos encriptados donde, además, se consignan o registran las características técnicas de ese bloque: la fecha y hora en que se ha creado, su tamaño, el emisor de la información y el destinatario al que va dirigido, por ejemplo.
Estos bloques y las cadenas que se forman con ellos están disponibles y accesibles para una serie de usuarios que forman una red distribuida —normalmente privada— donde los privilegios se distribuyen de manera horizontal, es decir, no hay una autoridad única que domine o regule el tráfico de información.
Que los usuarios tengan acceso a los bloques no significa que conozcan su contenido, pues los datos están encriptados y son anónimos, salvo para el emisor y el receptor de cada bloque. Pero antes de que un bloque en concreto pase a formar parte de la cadena —y por tanto la información que contiene sea «entregada» al receptor de la misma—, debe ser validado por todos los componentes de la red. Nadie en la red tiene capacidad para alterar el contenido del bloque, salvo realizar las operaciones criptográficas necesarias para validarlo.
Cada elemento de la red debe dar fe de que el objetivo de esa transacción de información es legítimo y los datos de cada bloque se corresponden con su registro individual. Una vez que el bloque es validado por todos, este pasa a formar parte de la cadena y el intercambio de información se completa. Una vez que está «engarzado» en la cadena, ese bloque no puede ser destruido y permanece en la red para siempre, por lo que se puede trazar el camino de cada bloque cuantas veces se necesite.
El blockchain en la cadena de suministro
Estas características de seguridad, encriptado y trazabilidad del blockchain son de una utilidad increíble para la cadena de suministro del sector agro alimentario. El registro del blockchain puede ser público y, al ser descentralizado, puede ser comprobado por todos los integrantes de la cadena al mismo tiempo.
Cada bloque de información de la cadena blockchain puede contener datos sobre la explotación que pone a disposición el producto, la fecha de recolección, la empresa encargada del almacenamiento, los actores encargados de su transporte así como las rutas utilizadas, los intervinientes en el proceso de distribución y venta, el precio en origen y el PVP, etc. Los sistemas de trazado y seguimiento de los productos pueden ser diferentes, pero si comparten la tecnología blockchain, la transparencia y la seguridad de la información está garantizada.
Esto permite que cada producto pueda ser «vigilado» desde la huerta o la explotación ganadera hasta la mesa del consumidor final. El usuario, además, puede asegurarse de cada paso que ha seguido cada producto hasta llegar a sus manos a lo largo de la cadena de suministro, además de garantizar que está pagando exactamente por lo que ha comprado, controlando su procedencia, frescura, controles sanitarios superados o plazos de refrigerado, por citar algunos ejemplos.
En el hipotético caso de que un error en la cadena de suministro implique una amenaza para la salud, favorezca la aparición de un brote o cualquier problema semejante, el blockchain permitirá conocer toda la información de todos los productos en apenas unos segundos. Y esto, a su vez, permitirá trazar la raíz del problema mucho más rápido, atajándolo antes de que degenere en un grave riesgo.