Tener buenas certificaciones y estándares de seguridad y calidad en la empresa

El mundo corporativo actual es dinámico y apasionante, pero también despiadado. En un mercado cada vez más complejo en todos los sectores. Hay muchas maneras de ganar competitividad. Una de las más importantes, sin duda, está en la oferta de productos y servicios. Pero también con mucha pujanza se encuentran otra serie de intangibles, como la calidad y la seguridad. ¿Cómo asegurarse de cumplir unos estándares exigentes y reconocidos globalmente, tanto en estos terrenos como en otros igual de esenciales? A través de las certificaciones.

 

 

¿Por qué prestar atención a las certificaciones? ¿Qué son?

Las certificaciones son reconocimientos formales emitidos por organismos acreditados nacional e internacionalmente, que verifican que una empresa cumple con estándares específicos de calidad y seguridad. Estos estándares pueden abarcar diversas áreas, desde la gestión de procesos hasta la seguridad en el lugar de trabajo, pasando por la protección del medio ambiente o la asunción de unos máximos de calidad en los productos o servicios. Obtener una certificación demuestra que una empresa se adhiere a prácticas óptimas, lo que genera confianza entre los clientes, proveedores y otros actores del mercado.

 

 

Beneficios de las certificaciones

Por un lado, una certificación o un conjunto de ellas confiere a la empresa que los obtiene un prestigio que puede acreditarse de manera objetiva, ya que un reconocimiento de este tipo debe concederse tras el cumplimiento de una serie de criterios medibles, contrastables y públicos. Por otro lado y de manera simultánea le proporciona a la organización un sello que la equipara con un prescriptor o con una voz autorizada en el área concreta a la que la acreditación hace referencia; por extensión, también dentro del mercado en el que la empresa opera. Ambos aspectos inciden, como avanzábamos anteriormente, en la confianza de cara a los clientes y usuarios que es, en un porcentaje elevado de ocasiones, lo que puede decantar una venta y, más a largo plazo, la retención de un cliente.

 

 

Qué pasos se siguen para obtener las certificaciones

Las certificaciones oficiales, independientemente del organismo que las conceda o del área que regulen, cuentan con el prestigio que tienen porque suele ser difícil obtenerlas. No se trata de una dificultad vacía o sostenida por la existencia de un complejo proceso burocrático. Hablamos de una dificultad que se asienta en la obligatoriedad de cumplir con unos requisitos muy concretos y exigentes y —algo que suele obviarse con frecuencia— en la obligatoriedad de implementar una determinada cultura empresarial y una serie de prácticas que permitan mantener las certificaciones, una vez obtenidas.

 

Esto habla de un compromiso continuado con aspectos esenciales como la calidad y la seguridad, y no como un esfuerzo único para obtener un sello para, después, abandonar prácticas indolentes o descuidadas. En casi todos los escenarios relativos a las certificaciones, se suele seguir un proceso como el siguiente:

 

Evaluación Inicial

Que implica buscar, analizar y comprender los requisitos de la certificación y evaluar el estado actual de los procesos, los sistemas o el área a certificar, para comprobar cuán cerca o lejos estamos del cumplimiento de esos requisitos.

 

Implementación de Mejora

Realizar los cambios necesarios para cumplir con los estándares establecidos, bien sean estructurales, de procesos, de dinámicas internas y externas, de materiales, de equipamientos, etc. En ocasiones, la concesión de certificaciones requiere de un proceso de implementación por pasos de parte de la empresa, por lo que no se puede avanzar a una segunda fase, sin que el organismo certificador garantice el nivel óptimo de la primera y así sucesivamente.

 

Auditoría Interna

Es decir, llevar a cabo procesos internos de comprobación, para asegurar que todos los procesos cumplen con los requisitos. Cuanto más exigente y «puntillosa» sea esta auditoría, incluso superando los estándares planteados por las certificaciones, más sencillo será obtener y mantener el sello regulador.

 

Auditoría Externa

Este sería, en puridad, el paso en el que se conceden o deniegan las certificaciones en cuestión, ya que un organismo certificador externo evalúa y verifica el cumplimiento. En ocasiones, el no cumplimiento de los requisitos invalida a la organización para la solicitud de una certificación concreta. En la mayoría de los casos, si no se obtienen las certificaciones, basta con realizar los cambios necesarios para adecuarse al estándar.

 

Mantenimiento y Mejora Continua

Las auditorías internas deben ser periódicas y relativamente frecuentes, de manera que la empresa llegue a auto exigirse tanto o más que el organismo certificador. También que logre una dinámica de mejora continua. No tanto por el mantenimiento de determinado sello de calidad y seguridad, sino porque ese nivel de excelencia forme parte de la cultura de la empresa.

 

Las certificaciones de calidad y seguridad no suelen ser obligatorias en todos los mercados y para todas las situaciones y empresas, pero cualquier organización «seria», sin importar si es una recién llegada o cuenta con una dilatada experiencia, debe preocuparse por los máximos estándares en esas y en otras áreas. Y también en hacer lo posible para obtener el sello que las acredite como dignas de confianza.

 

Por otro lado, las certificaciones y estándares de seguridad y calidad deben ser seleccionadas en función de la naturaleza y necesidades específicas de cada empresa. Esto es, considerando su tamaño, sector y mercado, y no como una mera respuesta a tendencias como la sostenibilidad o criterios semejantes. Adoptarlas adecuadamente garantiza que se integren eficazmente en la estrategia empresarial, mejorando la eficiencia, calidad y seguridad de las operaciones, y contribuyendo al crecimiento sostenible y competitivo de la empresa.



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