Beneficios del acceso satelital para regiones de baja cobertura terrestre

Cuando empezaron a hacerse más accesibles y habituales los teléfonos móviles, a mediados de los años noventa del pasado siglo, tener o no cobertura podría determinar la compra de un terminal por encima de otro y también decantar la elección de nuestra operadora de telefonía. De hecho, poder hacer y recibir llamadas sin interrupciones era un importante argumento de venta y marketing. En aquel momento, la infraestructura GSM se desplegaba al mismo tiempo que los aparatosos dispositivos llegaban al usuario estándar. La comunicación vivía algo así como un «despertar».

 

Pero los años han pasado, del GSM hemos dado el salto al 5G y a Internet móvil de alta velocidad en terminales inteligentes. El acceso a lo que entonces se llamaba «autopista de la información» ya no es una curiosidad o una comodidad coyuntural. Tener un acceso a Internet rápido, sin latencia, estable y seguro marca la diferencia entre estar en el mundo o no estarlo. Aislarse o no. Por eso el acceso satelital tiene tanta importancia hoy en día.

 

 

¿Qué son las zonas de baja cobertura terrestre o BCT?

Denominamos así a aquellas parcelas geográficas en las que la infraestructura de comunicaciones tradicional no cubre las necesidades básicas o resulta insuficiente. Bien porque el despliegue está incompleto, porque la geografía impide que ese despliegue se realice con efectividad o porque se trate de áreas en vías de desarrollo económico, que afronta diversos obstáculos asociados al mismo. Normalmente las zonas que reúnen alguna de estas características, cuando no todas, se ubican en el contexto rural, que es donde la conectividad satelital puede imponerse como una apuesta ganadora.

 

 

Cómo dominar el acceso satelital a Internet gracias a la tecnología LEO

Contar con un satélite de comunicaciones es, hoy en día, bastante accesible en coste y oportunidad. No es necesario ser una gran corporación o un país con una economía líder, para tener satélites más pequeños, baratos e igual de funcionales que los tradicionales. ¿Cómo? Gracias a la tecnología de baja órbita, también conocida como LEO (Low Earth Orbit). Estos satélites que operan a altitudes mucho más bajas que los satélites tradicionales de órbita geoestacionaria, aproximadamente a unos 1 200 Km de la superficie terrestre, lo que les permite ofrecer una conexión rápida y estable.

 

Los satélites de baja órbita giran en torno a la Tierra a gran velocidad, cubriendo diferentes áreas del planeta en cuestión de minutos. A diferencia de los satélites geoestacionarios, que están fijos sobre una posición específica, los satélites LEO forman parte de lo que se denomina «constelación», es decir, un conjunto de varios satélites que trabajan de manera coordinada y simultánea para garantizar una cobertura constante y global.

 

 

Beneficios de la conectividad satelital para superar problemas de cobertura

Gracias a un menor coste de los satélites LEO es posible que distintas empresas privadas e incluso gobiernos enteros puedan plantearse ofrecer servicio de conectividad a Internet en áreas donde la cobertura es una «pesadilla». Tengamos en cuenta que no acceder a la red hoy en día supone poner freno freno a las oportunidades de desarrollo, inversión, emprendimiento, investigación y crecimiento económico y social en zonas a veces extensas. Gracias a un acceso satelital a Internet se puede disfrutar de:

 

  • Menor latencia: Al estar más cerca de la Tierra, los satélites de baja órbita ofrecen una latencia significativamente menor en comparación con los satélites tradicionales. Esto se traduce en una experiencia de navegación más rápida y eficiente, ideal para vídeo llamadas, juegos en línea y otros servicios que requieren una respuesta inmediata.
  • Cobertura global: Gracias a las constelaciones de satélites, el acceso satelital de baja órbita puede llegar a cualquier rincón del planeta, incluso en regiones con baja cobertura terrestre.
  • Capacidad de adaptación: A medida que aumenta la demanda de servicios de internet, es posible agregar más satélites a la constelación, lo que permite una mayor capacidad de transmisión y mejores servicios.

 

Gracias a la inversión de empresas de telecomunicaciones comprometidas con el reto de la conectividad global completa, el satélite puede contribuir a un sueño: la cobertura continua y sólida en el 100% del planeta.



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