La conectividad o capacidad que tenemos para conectarnos con los demás, comunicarnos y transmitir información prácticamente de forma instantánea ha transformado por completo nuestra forma de entender el mundo y de desarrollarnos en él. Afortunadamente esta comodidad tecnológica permite, al menos en los países desarrollados digital y económicamente, llevar una vida mejor. Y, aunque es una capacidad que tenemos muy interiorizada, cobra especial importancia en determinados momentos del año. Y la Navidad es uno de esos momentos.

La conectividad hace posible un trabajo flexible y favorece la conciliación

Hasta no hace demasiado, era frecuente que muchas personas no pudieran reunirse con sus familiares y sus seres queridos en fechas navideñas por motivos de trabajo. O que lo hicieran mucho menos de lo que desearían. Las fiestas de Navidad coinciden con el final del calendario. Esto significa que se solapan con el cierre del año comercial.

Muchas empresas dedican el último mes del año a cuadrar cuentas, revisar la facturación, cerrar proyectos que necesitan finalizar al terminar el año natural, culminar algunas tareas que se han ido posponiendo, etc. Normalmente, en un alto porcentaje de empresas se viven picos de trabajo, a costa de pasar tiempo con los que más queremos.

La conectividad ha permitido, sobre todo tras la crisis del COVID-19, desarrollar dinámicas de teletrabajo y de trabajo remoto, por lo que es posible atender a las obligaciones laborales sin por ello sacrificar tiempo de calidad con los nuestros. Y este escenario podría mejorar aún más y a nuestro favor en cuanto la inteligencia artificial nos «libere» de muchas tareas tediosas o que consumen nuestro valioso tiempo.

Hablamos más y mejor en Navidad, gracias a la conectividad

Otro de los «clásicos» de la Navidad es el aumento en el volumen de llamadas, mensajes, audios y videoconferencias que se realizan. Sobre todo en torno a las fechas más señaladas, como la Nochebuena o el Año Nuevo. Hablamos de un incremento que, sobre todo en los días previos y posteriores a estos días, puede ser de más del 21 % respecto al volumen del resto del año.

Las mejores infraestructuras para conectividad móvil, la fibra óptica e incluso el Internet por satélite permiten que no haya muchas excusas para dedicar unos minutos en una llamada a un ser querido, enviar una felicitación navideña digital, un meme festivo o cualquier otra variante que nos ponga en contacto con los demás en estas fechas. Incluso para quienes están lejos de casa en Navidad, la posibilidad de hablar y ver en tiempo real a los familiares y los amigos en una videoconferencia puede marcar la línea entre unas fiestas solitarias o con algo más de calor humano.

La conectividad e Internet es el alma del comercio

Quizás el aspecto más transformador de la conversión digital y la conectividad es la relativa a la actividad comercial. Las tiendas en línea, las compras a un clic de distancia, los pagos con tarjeta de crédito en el móvil, las micro transacciones en una cena navideña,… Todo es distinto, gracias a la tecnología.

Y facilitar las compras en Navidad es algo realmente capital. En estas fechas más del 29 % de familias españolas incrementa el gasto en ocio y restauración; También crece el gasto en ropa, calzado, cosmética, perfumes, libros, hobbies, juguetes e incluso en el ocio online. En estas fechas se realizan más del 31 % de búsquedas online en el sector retail y se concentran cerca del 30 % de las ventas de todo el año también en ese área.

Y la conectividad es importante también para ofrecer una experiencia de compra virtual sencilla y amigable para el usuario. A mayor comodidad a la hora de buscar, encontrar y adquirir ese regalo especial que queremos, más posibilidades existen de que complementemos esa compra con la de otro artículo que no teníamos previsto adquirir. Algo que sucede en más de un 11,6 % de los casos.

Está claro que, gracias a nuestra capacidad para conectar unos con otros, la Navidad puede ser una época del año mucho más cálida, cercana y positiva. Incluso para aquellas personas con «espíritu de Grinch».