
16 Abr Telecomunicaciones como motor de cambio para una conectividad más verde
Las telecomunicaciones se han consolidado como la columna vertebral de nuestra sociedad digital. Desde el trabajo remoto hasta el entretenimiento bajo demanda, pasando por la gestión de infraestructuras críticas, centrándonos en los casos de uso más evidentes, pero también más transversales. No es extraño, por tanto, que la demanda de una conectividad fiable y de alta capacidad no deje de crecer.
Sin embargo, este crecimiento exponencial plantea un desafío crucial: ¿cómo podemos asegurar que el motor de la digitalización no se convierta en una carga insostenible para nuestro planeta? La respuesta reside en la integración de la sostenibilidad en el corazón mismo de las infraestructuras de telecomunicaciones.
Redes más eficientes: las ventajas para la sostenibilidad de la fibra óptica
Uno de los pilares para unas telecomunicaciones más verdes es la eficiencia energética de las propias redes. En este sentido, la fibra óptica emerge como una tecnología fundamentalmente más sostenible que sus predecesoras, como las redes de cobre. La transmisión de datos mediante pulsos de luz a través de los finísimos hilos de vidrio que configuran la fibra óptica requiere significativamente menos energía que la transmisión eléctrica. Esta eficiencia intrínseca se traduce en múltiples beneficios ambientales:
Menor consumo:
Las redes de fibra óptica consumen hasta un 85% menos de energía por gigabyte transmitido en comparación con las redes de cobre.
Menos exigencia de refrigeración:
Al generar menos calor, los equipos asociados a la fibra óptica requieren menos sistemas de climatización, disminuyendo aún más el consumo energético total.
Más dura, menos mantenimiento:
La fibra óptica es más resistente a las interferencias y a la degradación, lo que implica una vida útil más larga y menos necesidad de reemplazos y reparaciones, reduciendo la generación de residuos electrónicos.
Para proveedores de infraestructuras, preocupados por la sostenibilidad de sus infraestructuras de fibra y por el impacto verde en general dentro del sector, apostar por despliegues masivos de fibra óptica no es solo una decisión tecnológica orientada a ofrecer la mejor conectividad, sino también un compromiso firme con un futuro eficiente y sostenible al mismo tiempo.
Los data center: puntos críticos en la lucha por la sostenibilidad
Los centros de datos son nodos críticos en el ecosistema de las telecomunicaciones, procesando y almacenando ingentes cantidades de información. Su consumo energético es considerable, pero existen estrategias claras para mitigar su impacto:
Apostar por las energías renovables:
La transición hacia fuentes de energía 100% renovables (solar, eólica, hidráulica) para alimentar los data centers es fundamental.
Optimizar el consumo:
Mejorar la eficiencia en el uso de la energía —Power Usage Effectiveness o PUE— mediante sistemas de refrigeración avanzados como el free cooling, por ejemplo, además de una gestión inteligente de la carga o el uso de hardware más eficiente pueden resultar claves.
Darle una oportunidad a la economía circular:
Implementar prácticas para reutilizar y reciclar componentes y equipos al final de su vida útil.
Aquellas empresas que deseen de verdad generar un impacto positivo en la lucha por un futuro sostenible, sin que por ello pongan en peligro su posición de liderazgo, deben alinear toda su actividad con principios sostenibles. Al mismo tiempo deben erigirse en líderes dentro del ecosistema para asegurar que la infraestructura que soporta estos centros de datos esté alineada con los principios sostenibles.
Así pueden reducir las telecomunicaciones el impacto de la huella de carbono global
El verdadero potencial de las telecomunicaciones sostenibles va más allá de su propia huella operativa. Una conectividad robusta y eficiente es la habilitadora de soluciones que reducen drásticamente el impacto ambiental en otros sectores. ¿Cómo impacta su compromiso con la sostenibilidad más allá de sus propios límites?
Fomentando mejores vías para alinear y hacer posible el trabajo presencial, el teletrabajo y la colaboración remota, reducen la necesidad de desplazamientos diarios, disminuyendo las emisiones de dióxido de carbono de los medios de transporte y la congestión urbana asociada a ellos. Al menos en teoría, también están capacitadas para facilitar el desarrollo de ciudades inteligentes, con una gestión optimizada del tráfico, del alumbrado público, del consumo de agua y de la recogida de residuos, generando una cantidad de ahorro energético y de recursos bastante significativos.
Lo que resulta menos teórico y puede comprobarse empíricamente con datos en la mano es el impacto positivo para la sostenibilidad que representan la eliminación del papel, la optimización logística mediante seguimiento en tiempo real y la gestión remota de operaciones industriales, pues reducen el consumo de recursos y las emisiones asociadas.