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30 Ene El papel del Internet de las Cosas en la revolución digital del día a día
La revolución digital no solo se produce en entornos profesionales, en grandes desarrollos industriales o en nodos de creación e innovación computacional. Nuestra vida diaria, por suerte, lleva décadas «invadida» por avances tecnológicos de impacto algo más modesto, pero que nos otorgan calidad de vida, comodidad, conocimiento o entretenimiento, entre otras muchas cosas. En la misma línea de proporcionar un futuro mejor gracias a innovaciones de impacto moderado pero relevante, Internet de las Cosas lleva años transformando nuestra relación con la tecnología y los dispositivos.
El Internet de las cosas (IoT) y las ciudades inteligentes
Se puede definir el Internet de las cosas —IoT, por sus siglas en inglés— como aquel ecosistema formado por un conjunto heterogéneo de dispositivos que realiza distintas funciones, pero que comparten la capacidad, tanto de conectarse a Internet para obtener información y funcionar correctamente, como de interconectarse entre ellos para compartir esa información cuando es necesario.
Muchos dispositivos conectados y con capacidad para «hablar» entre ellos. Si extrapolamos este escenario a su máxima expresión podemos imaginar no solo dispositivos de pantalla conectados, sino también electrodomésticos, vehículos, vías de circulación y señales, sistemas de gestión de energía y residuos, drones, edificios, robots, plantas de tratamiento de aguas, máquinas capaces de realizar cirugías, centralitas telefónicas y todo tipo de sistemas autónomos.
Si ponemos todos estos ingredientes en una coctelera y los agitamos tendremos como resultado una ciudad inteligente o smart city. Aún queda camino para alcanzar el epítome máximo de la revolución tecnológica, pero el desarrollo de Internet de las Cosas ya es notable a día de hoy y, tanto en el campo de la conducción autónoma como en el de la automatización industrial se está avanzando bastante.
La revolución digital en el mundo del trabajo gracias al IoT
Como una tendencia que también está empezando a arraigar, podemos señalar que el IoT también está transformando el mundo laboral. Las fábricas inteligentes utilizan sensores para optimizar los procesos de producción y reducir los tiempos de inactividad. En las oficinas, dispositivos conectados gestionan el uso eficiente de la energía y mejoran la experiencia de los empleados.
En aquellas fábricas donde se necesita una cadena de producción eficiente, los robots pueden conectarse a la red para ajustar su nivel de producción a las necesidades reales, comparando información de almacén y stock, cantidad de pedidos o flujos de entrada de piezas, por ejemplo
Protección del medio ambiente: un aliado para la sostenibilidad
En el ámbito de la sostenibilidad, el Internet de las Cosas está jugando un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Sensores inteligentes monitorizan la calidad del aire y el agua, permitiendo a las autoridades y responsables de la gestión ambiental tomar medidas preventivas y reducir en lo posible el impacto en el Medio Ambiente.
En el terreno de la agricultura, el IoT facilita el uso eficiente de los recursos mediante tecnologías como el riego inteligente o el sembrado semi automatizado, que ajusta el consumo de agua o la cantidad de semillas plantadas según las necesidades del suelo y sus características, así como el tipo de plantas con las que se esté trabajando. Asimismo, los dispositivos conectados ayudan a rastrear la cadena de suministro, reduciendo el desperdicio de alimentos y optimizando los procesos logísticos.
Desafíos del Internet de las Cosas
A pesar de sus múltiples beneficios, el IoT enfrenta desafíos significativos que deben ser abordados para maximizar su potencial. Uno de los mayores problemas es la seguridad de los datos. Con millones de dispositivos conectados, las brechas en la protección de la información pueden tener consecuencias graves para los usuarios y las organizaciones.
Tampoco se puede descuidar la interoperabilidad entre diferentes dispositivos y plataformas. La falta de estándares universales —al menos en el momento actual— dificulta la integración y el funcionamiento de sistemas conectados de diversos fabricantes. Además, la alta inversión inicial requerida para implementar soluciones IoT puede ser una barrera para su adopción masiva.
Aún teniendo en cuenta estos retos y otros que posiblemente se presentarán a lo largo del camino, los beneficios de implementar Internet de las Cosas en nuestro día a día son evidentes. La mejora de nuestra calidad de vida eliminando o dulcificando un número importante de tareas rutinarias y habituales, la facilidad en el uso de los dispositivos gracias la intervención de la IA en asistentes virtuales y la tendencia a normalizar que todo a nuestro alrededor funcione conectado a la red augura un futuro positivo.