28 Jun Hitos importantes en la historia de las telecomunicaciones vía satélite
Gracias a los avances tecnológicos de los últimos cuarenta años vivimos en una sociedad conectada. La fibra óptica, que es uno de los pilares fundamentales del desarrollo tecnológico reciente, no es precisamente un elemento que sea muy «visible» para la ciudadanía de a pie: se disfrutan de las bondades de la conectividad, sin ser conscientes 100 % de la infraestructura física que la hace posible.
Y si esto es así con la fibra hay servicios de telecomunicaciones, como el satélite, que son aún más desconocidas para el común de los mortales. A pesar de que, a lo largo de la historia, la comunicación satelital ha sido la protagonista de grandes logros de la historia tecnológica y de las telecomunicaciones de los siglos XX y XXI.
Primeros pasos de la comunicación satelital en un contexto de Guerra Fría
Podemos establecer un primer paso en los servicios de telecomunicaciones vía satélite a mediados del pasado siglo. En aquel momento las primeras potencias mundiales, Estados Unidos y URSS, se hallaban inmersas en una carrera armamentística donde los misiles balísticos con capacidad nuclear y la carrera espacial eran el epicentro de la política exterior, el desarrollo militar y la investigación científica de ambos países.
El lanzamiento del Sputnik 1 por la Unión Soviética en 1957 fue el primer éxito del desarrollo satelital per se. Aunque este satélite solo emitía señales de radio simples, su puesta en órbita demostró que la comunicación usando satélites era posible. Sin embargo, fue el satélite Telstar 1 de Estados Unidos, lanzado en 1962, el que permitió la primera transmisión de una señal compleja: una emisión de televisión en vivo entre Estados Unidos y Europa, algo que dejaba patente el potencial de los satélites para la transmisión de datos a larga distancia.
La generalización de los sistemas de telecomunicaciones por satélite: la TV y el teléfono
Fue el carácter de masas que poseía un medio de comunicación como la televisión, el que permitió que los sistemas de telecomunicaciones a través del satélite adquirieran familiaridad, en muy pocas décadas. En 1964 fue posible ver en directo los Juegos Olímpicos de Tokio en Estados Unidos gracias al satélite Syncom 3. Esto, que no pasaba de ser una importante anécdota tecnológica, se hizo cada vez más familiar, sobre todo en las décadas de los ochenta en adelante. En los hogares norteamericanos —y poco después en los de todo el mundo— pudieron verse más canales, más programas y con contenidos más exóticos. Bien por sus países de procedencia, bien por la variedad de canales que surgieron, gracias a las posibilidades que ofrecía el satélite para llegar a audiencias mucho mayores y que estaban mucho más lejos.
La telefonía satelital, si bien llegó un poco más tarde que la televisión —en torno a la década de los años setenta— fue si alta capacidad de penetración lo que impulsó las inversiones y el desarrollo de dispositivos asequibles. No solo los satélites en sí mismos, sino los teléfonos propiamente dichos. De unos armatostes poco prácticos se pasó en pocos años a terminales mucho más manejables y prácticos, que hacían posible la comunicación telefónica con ámbito planetario en tiempo real, gracias a servicios de telecomunicaciones satelitales.
El satélite moderno: Internet satelital y 5G
De forma paralela al desarrollo de la fibra óptica, la extensión global de Internet impulsó la mejora y la eclosión definitiva de los servicios de telecomunicaciones vía satélite. Los primeros servicios de Internet por satélite estaban dirigidos principalmente a regiones rurales y remotas sin acceso a banda ancha terrestre. En la actualidad, proyectos como Starlink de SpaceX y OneWeb están revolucionando el acceso a Internet global.
La innovación más reciente en el ámbito de las telecomunicaciones satelitales es la integración con la tecnología 5G. Los satélites 5G prometen mejorar significativamente la conectividad global al ofrecer altas velocidades de datos, baja latencia y una mayor capacidad de transmisión. Esta integración permitirá una conectividad uniforme en áreas urbanas y rurales, mejorando aplicaciones críticas como el Internet de las cosas (IoT), vehículos autónomos y comunicaciones de emergencia.