Los desafíos de la fibra óptica en la infraestructura de ciudades inteligentes

El objetivo de prácticamente todos los avances tecnológicos tiene un componente operacional: busca hacer una serie de tareas de la manera más eficiente y rápida posible. Pero también poseé un componente aspiracional: busca hacer nuestra vida mejor, sin que nuestra intervención sea necesaria y sin que la acción tecnológica sea apenas percibida.

 

La quintaesencia de esta visión de la tecnología son las ciudades inteligentes o smart cities. A pesar de que una ciudad inteligente 100% aún es un escenario no asumible, sí que se están dando importantes pasos en la actualidad para llegar a esa meta. Y la fibra óptica juega un papel fundamental.

 

 

Hacia las ciudades inteligentes: ¿Qué son?

Una ciudad inteligente no es una única cosa, que responda a una definición específica. Más bien es la aplicación de un concepto al diseño de una ciudad y a la forma en que sus habitantes interactúan con el entorno, las infraestructuras y los equipamientos de la misma. En ese sentido, una ciudad será tanto más smart cuanto más protagonismo tengan la tecnología y el Big Data en la gestión de procesos importantes para que los ciudadanos y ciudadanas disfruten de un alto grado de calidad de vida.

 

¿De qué procesos hablamos? Sobre el papel, de cualquiera en el que intervenga información de cualquier tipo. Por lo tanto, virtualmente, nos referimos a todos los que operan en el día a día de cualquier ciudad. ¿Cuáles podríamos poner como ejemplo?

 

El tráfico de vehículos y su señalización, la gestión de residuos y su reciclaje, el suministro y la gestión de energía, la limpieza de las calles, el riego de zonas verdes, la regulación de la temperatura en el interior y en el exterior de las construcciones, los accesos y la seguridad de determinadas zonas, el aparcamiento y el control horario del mismo, el suministro y la purificación del agua, etc. El objetivo último es hacer de la ciudad, a través de la eficiencia tecnológica, un lugar funcional, habitable y amigable para quienes la ocupan.

 

 

Retos de las ciudades inteligentes. El papel de la fibra óptica

De todos los procesos que hemos citado antes actualmente vemos muchos avances en lo referido a la conducción autónoma y la gestión energética, sobre todo. Pero el terreno en el que las ciudades inteligentes pueden florecer es aún inmenso. Sin embargo no hay que obviar que la smart city también enfrenta diversos retos y obstáculos.

 

Ecosistemas de servicios integrados en las ciudades.

Actualmente, por mucho que se pretenda automatizar un proceso de gestión en una ciudad, las herramientas, el ecosistema y la operatividad de ese proceso tendrá unas características determinadas que no tendrán nada que ver con la ciudad vecina. En general, debido a que cada servicio o proceso está gestionado por una empresa concreta. El ideal está en estándares tecnológicos interoperables, que puedan compartirse y crecer si es necesario, sin generar fricción.

 

Inversión financiera en tecnología.

Las administraciones de las ciudades enfrentan problemas de muy  diversa índole. Casi siempre, con la vista puesta en el corto plazo y en las molestias que estos problemas ocasionan a sus habitantes. Con este prisma de urgencia en pocas ocasiones se mantiene una visión estratégica de largo plazo, con las ciudades inteligentes y la tecnología en los primeros puestos de las listas de prioridades presupuestarias. Un compromiso público y político firme, sin importar el signo ideológico, es crucial para que la idea de smart city llegue a buen puerto.

 

Conectividad completa real.

El flujo de datos, los drones, los sensores, la inteligencia artificial y los robots no tendrán ningún efecto en una hipotética ciudad inteligente si no existe una sólida y amplia estructura que permita una conectividad total en la ciudad. La fibra óptica, por tanto, debe ser la columna vertebral de la smart city. Resulta imprescindible una infraestructura ambiciosa pero operable, suficientes puntos de conexión en cualquier zona de la ciudad y un ancho de banda que pueda responder sin latencia al enorme volumen de información que fluye en una ciudad inteligente.

 

Además de todo lo anterior también es deseable que, tanto entre la ciudadanía, como entre el colectivo de funcionarios públicos, mejore la cultura tecnológica, la eficiencia de la administración electrónica y la interoperabilidad entre administraciones. Tanto locales como autonómicas y nacionales. De nada sirve un robot que recoja la basura por nosotros, si resulta imposible pagar los impuestos por la gestión de los residuos desde un móvil o un ordenador.



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