¿No es «cableado inalámbrico» un contrasentido? Si algo posee conectividad inalámbrica, ¿No es precisamente debido a la ausencia de cables? La confusión es entendible, pero aún no hemos llegado a ese punto, por mucho que las tecnologías emergentes en sistemas de conectividad hayan avanzado enormemente. A pesar de todo, los puntos de acceso sin cables (WAP) o puntos de acceso (AP) a cualquier sistema de red requieren de al menos un punto físico —por tanto cableado— al sistema eléctrico que hace posible la conectividad de esa red.

Eso no quiere decir que podamos afrontar el futuro con optimismo, respecto a las tecnologías emergentes que harán posible una mejor conectividad. No solo en los sistemas de transmisión de datos, propiamente. También en lo relativo a las fuentes energéticas, la reducción de la  huella ecológica y el gasto de recursos que una conectividad de alto rendimiento requiere.

Conectividad y sostenibilidad: socios condenados a entenderse

Mientras en el primer mundo vivimos preocupados por tener un acceso más rápido y eficiente a Internet, casi 800 millones de personas carecen de electricidad para iluminar sus casas, cocinar, calentar el agua de uso sanitario o conservar los alimentos, por ejemplo, según datos de 2022 proporcionados por La Organización de Naciones Unidas. Al mismo tiempo, el registro de temperaturas anuales en el planeta nos dice que llevamos nueve años aumentando al menos un grado de media, con lo que ello supone para el fenómeno del calentamiento global.

El objetivo de lograr la electrificación total del planeta para 2030 es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, pero también lo es el establecimiento de ciudades y comunidades sostenibles, o la acción por el clima. Por este motivo son tan importantes las tecnologías emergentes en el terreno de la creación y gestión de la energía.

Tecnologías emergentes en la gestión energética y las energías verdes

Además de procurar que las principales fuentes energéticas abandonen progresivamente el modelo de consumo de combustibles fósiles, sustituyéndolas por formas de obtención de energía limpia —solar o eólica, por ejemplo—, es importante la eficiencia de las futuras centrales de producción y gestión de energía. En esa dirección se está trabajando desde hace unos años, con dos vectores principales: la automatización y el uso del Big Data y la Inteligencia Artificial para el funcionamiento autónomo.

De este modo los paneles inteligentes y las centrales automatizadas pueden monitorizar la demanda en tiempo real, sirviendo la cantidad de energía necesaria en cada momento. Esto incrementa la efectividad, alarga la vida útil del equipamiento y reduce las averías, o la necesidad de realizar mantenimiento constante.

El futuro del cableado inalámbrico

WiFi 7

En el primer trimestre de este año se hará oficial el plan de despliegue de la siguiente evolución del estándar de conectividad inalámbrica: el WiFi. La séptima etapa de desarrollo promete más eficiencia, más velocidad, menos latencia y un ancho de banda ampliado. La tecnología que subyace es la IEEE 802.11be de Rendimiento Extremadamente Alto —Extremely High Throughput o EHT—. Aunque su precedente, el WiFi 6 y 6E aún es poco conocido, el WiFi 7 permitirá cuadruplicar las cifras de transferencia obtenidas con el WiFi anterior: de los 9,6 Gbps a un máximo de unos 40 Gbps.

LiFi: tecnología emergente para conectarse gracias a la luz

Si se modifican las frecuencias de la luz entre los 400 y los 800 Tera Hercios (THz) a través de luces led que parpadean a determinada velocidad —imperceptible para el ojo humano— los datos pueden transmitirse de un punto a otro, gracias a un foto receptor y a un codificador especial. La luz encendida o apagada puede interpretarse como unos y ceros, o como presencia o ausencia de pulso eléctrico, lo que haría posible la conectividad cableada inalámbrica alternativa al WiFi o al 5G. Aunque esta tecnología lleva poco tiempo de desarrollo —tan solo desde 2011— tiene muchas papeletas para convertirse en una revolución en conectividad, en un futuro próximo.