30 Jun Fibra óptica submarina; así investigan el movimiento de las ballenas
Es cierto que la fibra óptica hace tiempo que ha sustituido al cable de par trenzado para satisfacer las necesidades de conectividad actuales, con sus estándares de ancho de banda, latencia y seguridad. Gran parte del cable de estas características que está instalado no está a la vista de los usuarios y puede que por ello no se tenga consciencia plena de la importancia que tiene en nuestra manera de comunicarnos.
A pesar de ello este tipo de fibra óptica es la responsable de una porción relativamente pequeña de la red de comunicaciones de cada uno de los países y ciudades. Por decirlo así, gracias a esta infraestructura disfrutamos de Internet a nivel doméstico o nacional. Pero el grueso de los datos —un impresionante 99 %— circula entre continentes y conecta los grandes nodos de comunicación mediante enormes y larguísimos cables de fibra óptica submarina. Gracias a ellos disfrutamos de Internet y de todos sus servicios de conectividad. Además, se están descubriendo insospechadas utilidades de estas potentes herramientas.
Los cables de fibra más largos del mundo
La fibra óptica submarina que cubre más distancia es la del cable SeaMeWe-3, que recorre un total de treinta países a través de una distancia de 39.000 kilómetros, prácticamente la misma distancia que la circunferencia de todo el planeta.
Otro de los cables de fibra óptica más extensos es el FLAG/FEA, que toma tierra en España en Estepona, Málaga. Para el país también tiene enorme importancia el cable denominado Marea, que une Estados Unidos con nuestro país, y que tiene un nodo activo en Vizcaya. Su enorme capacidad permite el envío de ochenta millones de vídeos a la vez, o 5 000 millones de conversaciones simultáneas, siendo capaz de trasladar datos equivalentes a un volumen de diez discos de 1 Tb. en medio segundo.
Otras aplicaciones de la fibra óptica submarina
Dada su colocación en el lecho marino y las características de la tecnología de fibra óptica, muchos científicos, como los oceanógrafos y los biólogos marinos, están explorando nuevas vías en las que estos cables pueden ayudar a mejorar nuestras vidas, más allá de la comunicación.
Una iniciativa de este tipo es la que han llevado a cabo en el Centro de Pronóstico Geofísico de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU). Gracias a la fibra óptica submarina en dos cables paralelos, pudieron seguir a ocho ballenas comunes durante cinco horas de manera permanente cubriendo un área de 1 800 Km. cuadrados frente al archipiélago ártico noruego de Svalbard.
El DAS, el responsable del éxito
Los científicos lograron este hito gracias a un sistema denominado de Detección Acústica Distribuida (DAS). Según aseguró Martín Landro, uno de los participantes y responsables del proyecto del NTNU, lo que hace este sistema es usar un instrumento llamado interrogador, que envía pulsos láser a un sistema de fibra óptica para registrar después los pulsos de luz que regresan.
Esto convierte a los cables de fibra óptica en una suerte de hidrófonos o micrófonos acuáticos que, según Landro, pueden permitirnos espiar eventualmente «cualquier cosa». En el caso de las ballenas, pudieron realizar un seguimiento en tiempo real con una precisión de cien metros en un área de casi dos mil kilómetros cuadrados, registrando cientos horas de llamadas y cantos de estos cetáceos y permitiendo su geolocalización permanente.
Aunque el uso del sistema DAS abre muchas posibilidades para monitorizar el comportamiento de grandes animales como las ballenas —como por ejemplo sus flujos migratorios—, también puede valer en un futuro cercano para desarrollar sistemas de seguimiento y detección de grandes objetos en el mar, como pueden serlo nuestras embarcaciones. De este modo, combinando las capacidades de escucha de la fibra óptica submarina con la predicción en tiempo real de la climatología marina, podríamos evitar colisiones en tiempo real, mejorando notablemente tanto la navegación como el transporte y el comercio marítimo.