A causa de su gran popularidad actual, la IA (Inteligencia Artificial) está muy presente en los grandes medios de comunicación, en los foros de Internet y en las redes sociales. Esto hace que, entre el público generalista y no entendido, exista un cierto temor sobre la dirección que puede adquirir este desarrollo, algo que también despierta algo de inquietud —aunque en menor medida— con el Big Data. ¿Existe riesgo de nuestra privacidad si nos «entregamos» a estas innovaciones? No solo no hay motivo para esta inquietud, sino que el Big Data y la IA contribuyen a la seguridad de nuestro patrimonio y nuestra integridad personal.

Centros de Seguridad Inteligentes gracias a la IA

La seguridad siempre ha sido una preocupación humana legítima. Hoy en día, prácticamente no puede entenderse ninguna actividad comercial o económica, en general, sin tener en cuenta al mismo tiempo la seguridad para proteger esa actividad y los bienes que están implicados en ella, así como las personas que intervienen. Podemos verlo en cualquier negocio de venta al pormenor: cámaras de seguridad, etiquetas con alarmas para evitar la sustracción, sistemas de anclaje de productos valiosos, expositores de seguridad, etc.

Con el avance de la tecnología, gestionar la información que proporcionan los distintos dispositivos y protocolos de vigilancia —como las entradas y salidas a los establecimientos, por ejemplo— se vuelve más complejo. Por eso la IA puede agilizar y aumentar la efectividad de las medidas de seguridad ya implantadas. Así lo cree Cristina Delgado, general manager del sector retail en Prosegur: «la combinación de tecnología inteligente, analítica avanzada de datos y personal especializado en los nuevos SOC —Centros de Operaciones de Seguridad—, evolucionados en iSOC o SOC inteligentes, permiten obtener una serie de variantes que ayudan a reducir o minimizar robos», afirma.

La IA permite analizar patrones de comportamiento a través de las cámaras de seguridad e identificar más fácilmente a un potencial sospechoso, así como hacer un seguimiento discriminado a personas «de riesgo» a través de parámetros como la temperatura corporal, la forma de moverse o caminar, etc. Combinando Big Data e IA podemos hacer seguimiento de los productos que suben de precio y, por lo tanto, son más codiciados y vulnerables al robo. De este modo podemos  prestar especial atención a las zonas del establecimiento donde estos estén expuestos.

La IA y el Big Data puede mejorar  la seguridad en el sector primario

Pero no solo podemos aprovechar las mejoras tecnológicas, en combinación con la conectividad, en establecimientos de venta y entornos urbanos. En el medio rural, agricultores y ganaderos deben proteger también sus explotaciones, animales, cultivos, etc. De hecho, las inversiones que se realizan en el sector agro ganadero muchas veces excede de largo las necesarias en otro tipo de punto de venta retail. Razón de más para proteger ese patrimonio.

Normalmente, las granjas y cultivos están ubicadas en un entorno mucho más abierto, por lo que resulta más complejo controlar accesos no deseados. No obstante, la instalación de sensores de movimiento y cámaras dentro y fuera de la explotación pueden ayudar a minimizar riesgos. En el caso de protección de animales, si a cada ejemplar le acompaña un identificador y un dispositivo GPS podremos saber su estado y posición en tiempo real en todo momento.

La combinación de estos datos con una IA permite detectar instantáneamente patrones que se salgan de la norma y que pueden indicar un comportamiento extraño, o la presencia de terceras personas no deseadas. Además de poder hacer un seguimiento y una gestión de esta información de manera remota, la IA puede conectar directamente con equipos de seguridad o con fuerzas del orden para alertar de la comisión de un posible delito.

En lo relativo a la IA y el Big Data estamos dando prácticamente los primeros pasos, por lo que los beneficios que podremos extraer de ambos avances tecnológicos apenas están saliendo a la superficie.