A pesar de que el metaverso es omnipresente en el mundo tecnológico y lleva dos años protagonizando todos los debates, aún existen ciertos sectores con dudas: ¿Qué es el metaverso? ¿Merece la pena invertir en él? ¿Es el momento de abrazar este cambio de paradigma? Las empresas están ante un momento importante en su transición digital. Hay argumentos suficientes para introducir al metaverso en sus estrategias.

El metaverso es un nuevo espacio, con reglas nuevas

El metaverso es, sin duda, el mundo de la experiencia de usuario. Todo lo relacionado con la realidad virtual centra sus esfuerzos en proporcionar una interacción fluida y satisfactoria; ya sea en el intercambio con otros usuarios y sus avatares, bien en la búsqueda y el disfrute de eventos y vivencias en un contexto digital. Y también en la adquisición de productos y servicios. Es cierto que los activos que dominan el metaverso están basados en blockchain, como los NFT por ejemplo, hay posibilidades de que las empresas que lo deseen pongan a disposición del público versiones «digitales» de sus productos, o que estos sean intercambiables por sus versiones físicas.

También aquellas empresas del sector tecnológico que puedan contribuir en la mejora de la experiencia de usuario pueden mirar al metaverso como un terreno para invertir y crecer: mejorar la conectividad, desarrollar dispositivos y periféricos que hagan posible una mejor «inmersión» en el metaverso, proporcionar a los usuarios avatares personalizables usables en varios metaversos a la vez o diseñar espacios virtuales a medida para distintos usos son algunas de las posibilidades. Pero hay muchas más, casi infinitas.

Ser partner estratégico es otra de las opciones dentro del metaverso

A pesar de todas estas alternativas, el grueso de las empresas aún necesitan ayuda para entender qué es el metaverso y cómo sacarle partido en su caso particular. Y esto es, a su vez, una oportunidad para que otras empresas se asocien con ellas a modo de asesor tecnológico en temas relacionados con el metaverso: analizar el estado de digitalización de la organización, evaluar su modelo de negocio y su adaptabilidad al metaverso, acompañar y asesorar en el proceso de cambio, formar a sus departamentos tecnológicos, etc.

Es importante que, antes de dar el salto al metaverso cualquier empresa tenga claras las claves a las que debe prestar especial atención, un área donde su socio estratégico puede ser de mucha ayuda:

• ¿Es el modelo de negocio apropiado para el metaverso?
• ¿Puede vender productos y servicios creados «desde cero» pensados para la realidad virtual?
• ¿Existen protocolos de seguridad para sus datos y los de sus usuarios?
• ¿Conoce el blockchain, su funcionamiento y aplicación?
• ¿Puede crear, organizar o patrocinar eventos en el metaverso?
• ¿Necesita un espacio corporativo propio en el metaverso, como una tienda virtual, por ejemplo?

Tanto si las empresas están vinculadas a la conectividad, la tecnología y el metaverso como si no, el mundo virtual es el futuro. Acercarse a él con actitud proactiva e intención de aprovechar la ventana de oportunidad es casi obligatorio. Del mismo modo que «dejar pasar el tren» de Internet hace veinticinco años, obviar el potencial del metaverso para las empresas sería un error. A partir del 2023 empezaremos a ver movimientos más agresivos dentro del capital privado. Según datos de Statista, el valor mundial del metaverso puede alcanzar los 800.000 millones de dólares en 2025 y superar los dos billones y medio de dólares en 2030. Si hay un momento para apostar por el metaverso ese momento es ahora.