El futuro del metaverso sí existe

El metaverso está dominando muchos debates del ecosistema de Internet, la tecnología, las aplicaciones, los servicios y el hardware. No obstante, no está exento de polémica. Los tecnólogos más críticos o escépticos plantean sus dudas y hablan de una posible «burbuja» de un metaverso que, en realidad, carece de sustancia o posibilidad de implantación real. Apoyan su afirmación en su estado de desarrollo actual y el desequilibrio entre lo que se espera de él y las funcionalidades que se aprecian a día de hoy, así como en  la pobre implantación de gafas de realidad virtual entre el usuario medio.

En el otro extremo se sitúa quien piensa que el metaverso es el destino inexorable hacia el que nos dirigimos, como evolución lógica de la red de hoy en día. Sin pretender tomar partido por una u otra posición, sí parece que el escenario más probable es el segundo, en lugar del primero. Siendo cautos, eso sí: ni metaverso es sinónimo de panacea digital ni es un castillo de naipes sin base. ¿Qué posibilidades tiene el metaverso en el futuro, realmente?

 

 

El metaverso es el siguiente paso (aunque fracase)

En la década de los años noventa el término que estaba encima de la mesa no era metaverso, era ciberespacio. Al igual que en el caso del metaverso se trataba de un conjunto de conceptos, ideas y propuestas, más que en un grupo de aplicaciones. Con el paso del tiempo el término ciberespacio terminó por concretarse en la World Wide Web que, a posteriori, derivó en el Internet que conocemos hoy. Es probable que con el metaverso suceda algo parecido: representará una evolución que, tal y como sucede con la Web 3.0, ya se está esbozando por determinadas tendencias y comportamientos.

Es cierto que las gafas de realidad virtual no son tan comunes o tan accesibles económicamente como un ratón o una tablet, aunque estos periféricos tampoco lo fueron, en su día. Los mercados necesitan tiempo para desarrollarse. Además, el ecosistema de los videojuegos lleva décadas habituando a generaciones de usuarios a mundos virtuales en dos dimensiones, experiencias relativamente inmersivas y el sentido común dicta que la evolución natural de estos entornos cristalizará en el metaverso. O, para ser más exactos, en varios metaversos.

 

 

La tecnología del metaverso será útil fuera de él

Muchas de las aplicaciones y tecnologías que son imprescindibles en el metaverso —al menos según sus impulsores más apasionados— tendrán aplicación real, tanto en el mundo virtual como en el analógico, con independencia del grado de «éxito» del metaverso. El blockchain es el ejemplo más claro. Aunque para el público no entendido esta tecnología está asociada principalmente a las criptomonedas, lo cierto es que su aplicación y utilidades se extienden muchísimo más allá de este estrecho —y también controvertido— ecosistema. Sobre todo gracias a su potencialidad en lo relativo a transparencia, seguridad, encriptado y horizontalidad. Los contratos inteligentes y prácticamente la totalidad de intercambios de datos que requieran de trazabilidad y validación previa probablemente estarán basados en blockchain, que terminará de perfilarse como estándar gracias al metaverso.

 

 

La virtualización, el principal beneficio del metaverso

Sea o no el catalizador que auguran los más optimistas, el metaverso probablemente favorecerá que las interacciones entre usuarios en entornos de realidad virtual sean mucho más comunes en muy poco tiempo. Del mismo modo que mejores dispositivos y mejor conectividad han hecho posibles las videoconferencias o el trabajo en la nube —algo que vemos totalmente natural hoy— todo el I+D+i que requiere una realidad tecnológicamente exigente como el metaverso popularizará y abrirá las puertas de la virtualización al usuario básico.

Y esto, a su vez, tendrá beneficios en diversidad de sectores y campos. No sólo en aquellos donde la simulación tiene especial importancia como en la aviación, por ejemplo. También en otros terrenos como la medicina, el entrenamiento y la capacitación industrial, la educación, la arquitectura y la construcción, etc.

Aunque la orientación actual del metaverso está muy vinculada al ocio y el entretenimiento, sus posibilidades de éxito y expansión están íntimamente relacionadas con su capacidad de generar beneficios económicos. Y para dilucidar esto lo único que se requiere es tiempo, paciencia y trabajo. Del mismo modo que la «crisis de las punto com» de finales de los años 90 hizo una «criba» importante con oportunistas y «vendedores de humo» en Internet la evolución digital hará lo propio en el metaverso, manteniendo en pie a quien realmente aporte valor.



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