30 Sep Los beneficios de la conectividad vía satélite en el IoT
Alcanzar una conectividad plena es uno de los «resortes» esenciales para lograr una sociedad digitalizada con garantías, como ya hemos citado en este mismo espacio. En ese sentido, Internet vía satélite puede ser —como de hecho es— un elemento primordial para alcanzar ese objetivo. El lanzamiento de sucesivas «constelaciones» de satélites, así como los distintos avances entre una «generación» satelital y la siguiente da muestras de que será imposible pensar en conectividad de datos sin tener en cuenta a los satélites, como otra palanca de digitalización más, junto a la fibra óptica o la conectividad 5G.
Pero es que, además, las sucesivas evoluciones en el desarrollo satelital, así como las estrategias de las compañías que los ponen en órbita, demuestran que la conectividad vía satélite aspira al protagonismo también en otro de los desarrollos tecnológicos que transformarán de manera más importante nuestro futuro a corto plazo: el Internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés).
Qué es el IoT y dónde se puede implementar
El Internet de las cosas o IoT no es otra cosa que justo lo que enuncia su nombre: una sucesión de dispositivos y elementos —no necesariamente ordenadores, tabletas, teléfonos o smart watches— que se conectan entre sí y se comunican de manera permanente. Entre ellos, en Internet a través de cloud computing y con el usuario.
Estamos hablando de prendas de ropa que ajustan su comportamiento o ventilación en función de las condiciones ambientales o la temperatura de quien las lleva puestas; o que pueden monitorizar su ritmo cardíaco y glucosa; básculas que están conectadas a la nevera, que a su vez puede hacer una lista de la compra y un pedido online al supermercado de manera independiente; coches que pueden conducirse solos, o comunicarse con la carretera y con las señales para elegir rutas o cambiar de velocidad; incluso edificios que se conectan con los servicios de suministro de la ciudad y gestionan de manera autónoma temperatura, humedad, electricidad y gas o que pueden desarrollar protocolos de emergencia automatizados, si es necesario.
IoT está destinada a estar presente en todos los aspectos de nuestra vida y cambiarla de manera importante para siempre. Desde la conducción, el consumo o el trabajo diario hasta la industria, la gestión de plantaciones y explotaciones ganaderas o la sanidad, pasando por la gestión de la energía, la planificación y la gestión de las ciudades o la construcción de edificios y casas.
Presente y futuro de la conectividad por satélite
Conscientes de ese potencial transformador y de la importancia que tendrá para el desarrollo económico futuro, los desarrolladores de satélites y las empresas relacionadas con la conectividad satelital están acelerando considerablemente el paso. Tanto en desarrollo tecnológico como en inversiones y movimientos estratégicos. ABI Research afirma en uno de sus últimos informes que en el año 2024 se realizarán veinticuatro millones de conexiones a IoT vía satélite, desvelando la gran oportunidad de inversión a largo plazo que supone esta tendencia, que parece ser sólida y ascendente. ¿Por qué IoT y el satélite pueden —y deben— ser aliados?
- Cobertura, ya que supera con creces los obstáculos que pueden representar distancias terrestres o variaciones geográficas y orográficas.
- Fiabilidad, pues la cobertura y la conectividad pueden garantizarse, por encima del 99,9% de las alternativas.
- Longevidad de la tecnología, con ciclos de vida de «constelaciones» satelitales iguales o superiores a los veinte años.
- Inmediatez de soluciones de conectividad, con inversiones y desarrollos logísticos mucho menores que la extensión de fibra óptica o de torres de conectividad 5G.
- Aislamiento, ya que se trata de un sistema «cerrado» y privado, que incrementa la seguridad.
La conectividad satelital y el IoT propiciarán probablemente enormes cambios. Los citados más arriba y algunos más. De momento, es casi seguro que modifiquen a corto plazo la navegación aérea y el tráfico marítimo y que impliquen una importante revitalización de sectores como la agricultura, la ganadería o el seguimiento de activos.