El metaverso y la revolución de la experiencia de usuario

A raíz de la transformación digital el enfoque en las relaciones comerciales y empresariales ha virado de manera irrevocable hacia usuarios y clientes. Atender a las preferencias y las necesidades del comprador siempre ha sido importante pero el aumento de vías de contacto, la omnicanalidad, el diálogo sin intermediarios con las marcas o el contexto multi dispositivo ha incrementado esa importancia. Además, una hipotética realidad futura donde exista un metaverso plenamente funcional puede transformar aún más esa relación.

 

Uno de los principales atractivos del metaverso es la posibilidad de cambiar el paradigma relacional y, sobre todo, de modificar ostensiblemente la experiencia digital de los usuarios. Los «habitantes» del metaverso serán avatares, es decir, representaciones virtuales de las personas que interaccionan en él. La venta de productos y servicios, el diseño de eventos y la potenciación de experiencias que sólo serán posibles en el metaverso son un enorme terreno a explorar por parte de las empresas. La personalización dará un gigantesco paso adelante.

 

 

El trabajo que las empresas tienen aún por delante en el metaverso

Aunque las posibilidades comerciales del metaverso son enormes, el sector privado aún tiene que recorrer un largo camino. Sobre todo, vertebrando el viaje en torno a dos ejes:

 

  • Facilidades tecnológicas al usuario para dar el salto al metaverso, destacando por encima del resto de campos el relativo al hardware necesario para disfrutarlo, la calidad de la experiencia que el equipo ofrezca y su coste para el bolsillo medio.
  • Productos, servicios y experiencias atractivas que sirvan al tiempo de reclamo y de «gancho» del metaverso. Esto requiere de un importante «cambio de chip» en la mente de empresarios, inversionistas y proveedores de servicios, que aún perciben el metaverso como un espacio sólo atractivo para el sector del ocio digital, los gamers y las empresas satélites de este mercado.

 

Aún existe una importante barrera de entrada para el usuario medio en el metaverso de carácter financiero. La cantidad de energía, esfuerzo y conocimientos técnicos necesarios para sumergirse en la realidad virtual,  con el coste económico que la tecnología necesaria implica, aleja a potenciales clientes, en lugar de acercarlos. A mayor inversión por parte del sector privado, más espacio se reducirá, en ese terreno.

 

Todos los actores de un potencial mercado económico en el metaverso deben, de momento, esforzarse al máximo para reducir las posibles experiencias frustrantes y la previsible complejidad de la experiencia de usuario. No hay que olvidar que, en los últimos treinta años, la evolución tecnológica ha avanzado hacia una progresiva simplificación, por lo que el metaverso no deberá ser distinto. A más frustración, menos usuarios.

 

 

Una mentalidad nueva para el metaverso. Hay que trabajar desde ya

El primer eje, el técnico, es una responsabilidad destacada de las empresas del sector TIC; pero no resulta excluyente: todas las empresas, de todos los sectores deben apostar por impulsar el I+D+i, de modo que puedan sacar partido al metaverso. Sin tecnología accesible no habrá metaverso. Este camino es, hasta cierto punto, de largo recorrido. También es necesario llegar a un consenso — nada sencillo, hay que reconocer — respecto de la protección jurídica, los límites, los derechos y las obligaciones en el metaverso. El terreno de la legislación en el mundo virtual también requerirá de un fuerte desarrollo y notables esfuerzos en el largo plazo.

 

Lo que sí pueden hacer todas las empresas desde hoy es trabajar en el segundo eje, modificando su foco conceptual, para orientarlo hacia el metaverso. Cuando el metaverso sea una realidad: ¿qué productos, servicios y experiencias podrán ofertar? ¿cómo mejorar, potenciar y personalizar la experiencia de usuario? ¿qué inversión tecnológica hará falta y cómo facilitar el camino al cliente? Hacer un ejercicio disruptivo que las ubique en el metaverso, como si ya fuera una realidad, podría facilitar el trabajo de pivotar estructuras, estrategias, catálogo de productos, etc.

 

El metaverso ofrece prácticamente infinitas posibilidades, es cierto. Pero hay que creer en serio en él. La tecnología necesaria aún tiene que evolucionar, y no podrá hacerlo sin el apoyo empresarial. Y también requiere pensar cómo lo harán los usuarios en el metaverso: relación directa, facilidad orgánica en las interacciones, productos y servicios atractivos, espacios seguros y satisfacción prácticamente instantánea ante la demanda por parte de los clientes de cualquier acción por parte de las marcas.



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