Fibra óptica y fibra oscura: todas sus funciones según la ciencia

Una de las grandes maravillas del método científico es que, en ocasiones, se encuentra con «regalos» inesperados y con respuestas a preguntas que no se habían formulado en las tesis iniciales. De hecho, muchos de los grandes descubrimientos históricos de la Ciencia son producto de afortunados accidentes. La fibra óptica puede brindar a los científicos una gran cantidad de oportunidades, hasta ahora no planteadas y los operadores neutros de fibra oscura pueden convertirse en inesperados aliados de la comunidad científica.

 

En principio, la fibra óptica está pensada para transmitir grandes volúmenes de información, a través de un inmenso ancho de banda y con muy baja latencia a grandes distancias, gracias a pulsos lumínicos. Es la herramienta principal para hacer llegar una señal de Internet ultra rápida a todo tipo de ciudades y núcleos poblacionales. Incluso salvando distancias oceánicas entre continentes. También para transmitir las ingentes cantidades de datos que requieren las señales de audio y de vídeo en alta definición. No obstante, la fibra óptica instalada pero no utilizada, que recibe el nombre de «fibra oscura», ha demostrado a la Ciencia una nueva utilidad.

 

 

La fibra óptica como sensor sísmico

Recientemente la Universidad Estatal de Pensilvania, a través de un grupo de trabajo comandado por Tieyuan Zhu, ha descubierto que la fibra óptica es extremadamente sensible a las vibraciones. Las redes de fibra ya desplegadas bajo las ciudades se convierten así en enormes y muy precisas redes de detección de las más variadas señales sísmicas. Ya provengan estas de movimientos terrestres, de tormentas eléctricas o incluso del tránsito de personas por las calles de las ciudades.

 

Zhu y su equipo utilizaron temporalmente la fibra ubicada bajo el campus de la Universidad como demostración, a través de la instalación de una unidad de interrogación láser. La técnica, denominada Dynamic Acoustic Sensing (DAS) o distribución acústica distribuida,  convirtió durante un tiempo la infraestructura ya instalada en un conjunto de 2.300 sensores sísmicos.

 

La fibra óptica es tan sensible que, según Zhu puede discriminar entre movimientos tectónicos según su origen y características, pero también diferenciar entre las vibraciones generadas por los humanos. Como un concierto, por ejemplo, llegando a identificar los distintos patrones o «firmas sísmicas» de las canciones. Esto es útil para poder diferenciar entre diversos tipos de potenciales terremotos, lo que abre a los geólogos y sismólogos un nuevo campo de trabajo para sus investigaciones.

 

 

Una nueva oportunidad para la fibra oscura

La instalación de geófonos o estaciones de «escucha» sísmica resulta costosa y difícil en emplazamientos urbanos. Requiere de espacio y diversos permisos, así como de un mantenimiento constante y de políticas de protección contra el vandalismo que resultan complejas de mantener a largo plazo, haciendo que los datos obtenidos sean fiables sólo hasta cierto punto.

 

Sin embargo, la fibra oscura está ya desplegada, protegida en el subsuelo y disponible para darle este inesperado uso. Sin elevar los costes y a través de la instalación de una unidad de interrogación láser se pueden recoger datos de inmediato. Los operadores de fibra oscura pueden ampliar por tanto su horizonte y plantear la utilización de sus redes para más de una finalidad y no únicamente a la relacionada con la comunicación y la conectividad de Internet.

 

Aunque no fuera el objetivo para el que la fibra óptica fue ideada en su momento, es posible que ésta se convierta en un importante aliado de la Ciencia en el futuro. A través de la fibra oscura podemos «escuchar» con más precisión todas las vibraciones bajo nuestros pies, entender el comportamiento de las placas tectónicas, anticipar desastres naturales y quién sabe cuántas utilidades más.



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